Sobre la poesía del brasileño Antonio Miranda  
                  Por José Pérez  
                  (Universidad de Oriente, Venezuela)  
                  O livro foi publicado como Livro-de-Artista: PÉREZ,  José. Sobre la poesía del brasileño  ANTONIO MIRANDA.   Brasília, DF: Edição caseira, 2021.  25 p. Livro-de-artista. Edição  de  18 exs.    
                  
                   
                  
                    
                    
                    
                  
                  [Antonio  Miranda, aos 9 anos, em Nova Iguaçú, 
                  Estado do  Rio de Janeiro, em 1949 
                    
                  La primera imagen que encuentro del poeta brasileño o brasileiro Antonio  Miranda es de cuanto tenía la edad de doce años, montado sobre un caballo  blanco, perpetua en su rostro la mirada de todo niño soñador; en la que seguro  era su campiña de familia. Risueño y feliz aquel niño vivía el año de 1952,  pues ha nacido el 5 de agosto de 1940, en Bacabal, Maranhão, Brasil. 
                  Desde entonces dice conservar un cuaderno—ejemplar único— de poesía  primaria, de versos de iniciación, hecho artesanalmente; que no desampara  nunca, después de caminar por más de cuarenta países, y vivir en algunos, como  Venezuela (1966), Argentina (1962), Puerto Rico (1972), Colombia (1973) e  Inglaterra(1975); adentrándose en toda suerte de librerías, ferias, congresos  literarios, recitales, salas de exposiciones, parques y lugares sin fin; con  una voluntad tan abierta al mundo como su visión polivalente de la vida y el  arte, aunque no se considera un Fernando Pessoa, ni un Ricardo Reis, ni un  Alberto Caeiro ni un Álvaro de Campos.  
                    
                  Sólo es Antonio Lisboa Carvalho de Miranda. El poeta Antonio Miranda. 
                  Su nombre lo encuentro después en varios afectos que seguramente este conocido  autor de Brasil también atesora en los rincones del alma solidaria. Le conocen  los poetas amigos Gustavo Pereira y Enrique Hernández D´Jesús, en Venezuela; y  más allá, también me da noticias de su amistad el poeta Eduardo Dalter, desde su  Buenos Aires querido, en Argentina. 
                    
                  Antonio Miranda ha sido huésped y notable visitante de otros rumbos, de  otras esferas del planeta: Cuba, Costa Rica, Canadá, Chile, Gran Bretaña,  Estados Unidos, España, Italia, Hong Kong, Japón, Mozambique, México, Nicaragua, Panamá, Portugal, Perú, Puerto Rico,  Uruguay… Más de cincuenta títulos conforman su obra editada, y más de 150 los  artículos científicos, según su decir.  
                    
                  Vertida al euskera y catalán, esperanto y  francés, holandés e italiano, raramuri y ruso, creole y croata, alemán e  inglés, griego y guaraní, latín y polaco, sueco y rumano, búlgaro y español, la  poesía de Antonio Miranda tiene un potente sonido de selva y hombre crudo, de  filosofía y transparencias, de verdades y búsquedas; en una relación entre el ser y no ser que trasciende toda argucia  semántica, todo truco de yuxtaposiciones, y se revela como esencia, como  pureza, como entrega del Poeta ante la Humanidad.   
                   “Antonio Miranda un artista de múltiplos  talentos”, firmado por Alice Spindola y traducido al castellano por Renato de  Pinheiro Castro Miranda, nos revela los dones del poeta en su accionar, en su  modo de trabajar y compartir escenarios de ideas y pensamiento, en cualquier parte  y a cualquier hora: “Sensible, rápido, en el actuar y en el pensar, Miranda  posee la palabra correcta, no importa el tiempo o el lugar”  
                    
                  De su risa,  versatilidad, habilidad comunicativa e intuición frente al público asume Antonio  Miranda las bases de su trabajo físico y escritural, de teatro y de poesía, de  experimentación y de arte visual, de escultura y de ciencia; porque su  dinamismo creador, su impulso vital, su entrega absoluta y su entusiasmo lo  convierten en una referencia segura.  
                    
                  Una primera  huella venezolana suya está fechada en la Caracas de 1969, en la que la lente  de Margarita D´Amico lo sitúa en el Primer Festival de Poesía y Canción de  Protesta de Teatro Universitario, organizado por la Universidad Central de Venezuela.  Esta misma institución lo cobijó como alumno becario, y le concedió el título  de Bibliotecología en 1970, a los treinta años de edad; con maestría en  Biblioteconomía en la Loughborough University of Technology, LUT, de Inglaterra  en 1975; estudios que posteriormente convirtió en doctorado en Ciencia de la  Comunicación, en 1987, en la Universidad de Sao Paulo. Se desempeñó además,  como profesor y coordinador del Programa de Postgrado en Ciencia de la  Información del Departamento de Ciencia de La Información y Documentación de la  Universidad de Brasilia. 
                    
                  Ese niño a  caballo, pre adolescente, que antes referí, tuvo que emigrar hasta Río de  Janeiro en 1949, con tan sólo nueve años de edad, para vivir en la zona rural  de Nova Iguaçu, donde compone sus primeros poemas. En su largo  viaje, el mar le convida a escribir, le muestra sus aguas, le agarra de las  manos, y Fortaleza y Recife le muestran su encanto natural, mientras algún  verso del poema “Cansado del exilio”, de Gonçalves Dias, le anteponía su  destino de letras. Quizás por eso, sus primeros poemas fueron de protesta, de  rebelión, de bravura; y eso no estaba bien visto en un chaval de su tiempo. 
                    
                  Parte de estas primeras experiencias las revela en misiva a su amiga  Cecilia Vaquero, de Buenos Aires, en 1962, según aparece referido en su famoso  portal de internet:  
                  Mis primeros versos los escribí en 1948, en São Luis  do Maranhão. No me quedé con casi ninguno de esos primeros pequeños poemas que  riman. Recuerdo bien algunos que escribí en el barco que me traía de mi tierra  natal [a Río de Janeiro], a principios del 49, dedicado a una flor. En 1952  estudié en el grupo escolar y desde ese momento conservé algunos versos. Los  “publiqué” 
                   
   
                  http://www.antoniomiranda.com.br/ensaios/antonio_miranda_un_artista_de_multiplos_talentos.html. 
  
                    
                  a mano en cuadernos en formato de pequeño tabloide, bajo el título Dois  Amigos pero que, en verdad, eran tres porque ayudaron a mis compañeros Eden  Diniz y Luis Carlos no sé con qué versos. En estos versos, intuitivamente,  detrás del afecto idealizado de una madre, criticaba sus reproches. Mi profesor  de pintura se estaba divirtiendo con ellos. Lógicamente, esa poesía, si podemos  catalogarla así, no era más que un reflejo del mundo primario en el que vivía:  la madre, la casa, el perro, los pájaros, los árboles, la flor, etc.  
                    
                  Por la  sinceridad de estas revelaciones, por su innegable sentido de la honestidad, la  expresión de la intimidad familiar, de su niñez, el poeta Antonio Miranda se  nos presenta con una madurez a toda prueba, desde temprana edad. Ya el niño  hacía poesía consciente, plenamente, de su entorno y de su tiempo, de su lugar  y de su destino.  
                    
                  Uno de esos  primeros poemas que refiere en esa lejana misiva nos conmueve, nos sacude  hondamente, y nos revela el por qué del alto nombre de su país, su Brasil de infinitudes vegetales, aguas y cielos: “Madre, nombre puro como el cielo,/Madre, nombre simple./Lo juro por todo lo  más sagrado/Que siempre seré sincero.// ¡Oh, madre mía!/Qué tan bueno sos,/Desde  la mañana hasta la noche/Tu voz en mis oídos, suena”:  
                    
                    
                    
                                     MÃE  
                      
                                   Mãe, nome puro como o céu, 
                                  Mãe,  nome singelo. 
                                  Juro por tudo mais sagrado 
                                   Que  serei sempre sincero. 
                    
                                   Oh minha  mãe!                                            
                                   Quanto  és boa, 
                                   Desde manhã até a noite 
                                   Sua voz em meus ouvidos, soa. 
  
 
                   
                  
                  Imagen de una pagina de un libro manuscrito de Antonio  Miranda 
                    de 1954, a los 14 años de edad. 
                    
                  Y ha sido un  hecho fortuito y doloroso reciente, ocurrido el 21 de febrero de 2021 (el  atropellamiento y muerte de la mascotica de mi nieto y de mis hijos, un pequeño  perrito llamado Canelo), que conmovió nuestras almas tan aporreadas por otros  golpes de la vida, lo que permite sacar de esa infancia rural del poeta Antonio  Miranda el siguiente poema que tanto estremeció su corazón como el nuestro:  
                    
                    
                  O CÃO  
                    
                  Ah que belo animal! 
                  Ah que lindo bichinho! 
                  Foi papai quem me deu 
                  Este sábio cãozinho. 
                    
                  Ele anda de dois pés 
                  Persegue quem passa no caminho. 
                  Quanto é sábio 
                  Este animalzinho. 
                                                                   
                  Certo dia 
                  Atrás do carro, corre 
                  O mesmo dá marcha à ré 
                  E o Lulu morre. 
                    
                    
                          Hecha la traducción literal, sin  precisión alguna porque nos apoyamos en el traductor de Google, lo que no deja  de ser antipoético, la historia en nuestro castellano, sería más a menos así:  “EL PERRO”: “¡Ah, qué hermoso animal!/!Ah, qué linda mascota!/Fue papá  quien me lo dio/Este sabio perrito.//Camina sobre dos pies/Persigue a quien  pasa por el camino./Qué sabio es/Este pequeño animal.// Cierto día/Detrás del  auto, corre/Retrocede/Y Lulú muere.”  
                    
                          Me sumerjo entonces en su  reconocido portal www.antoniomiranda.com.br para desglosar ensayos, entrevistas, poemas, enlaces diversos de internet,  fotografías, anécdotas, traducciones y cuanta suerte de empresa teje su arduo  trabajo desde la poesía y para la poesía; desde el teatro y para el teatro,  desde la imagen y el grafismo hasta las nuevas propuestas de arte moderno; y  desde la palabra y el decir, para conformar una muestra respetable, de creación  lírica, de investigación, de docencia, de literatura en toda su dimensión  filosófica, teórica, creativa.  
                  Este portal, www.antoniomiranda.com.br alberga, además, a poco más de siete mil poetas iberoamericanos, la mayoría  traducidos por Antonio Miranda, conformando así un valioso recurso de consulta  virtual, de lectura, de interrelación creativa en todas sus potencialidades,  estilos, tendencias y orientaciones; en sintonía con el trabajo de su creador e  impulsador. Por otro lado, esta ambiciosa página web da cabida a dos conocidos  heterónimos del poeta Antonio Miranda, puestos de manifiestos por él mismo: Da  Nirham Eros (desde la década del sesenta), y Barão de Pindaré (con el que asume poesía sarcástica y humorística). 
                    
                          Su nombre y su obra se sumergen en diversos campos del arte, de la ciencia,  de la literatura, de la poesía en su máxima expresión, como signo de su  inquietud y de su andar.  
                    
                          Desde su juventud atravesó fronteras, entendemos que para alejarse del  flagelo de la dictadura, y después para estudiar, aprender y crear. Caracas,  Buenos Aires, Lima y Bogotá son apenas cuatro ciudades donde ha mostrado su  obra más conocida Tu país está feliz;  pieza teatral concebida a finales de los sesenta y puesta en escena por primera  vez en Caracas por el grupo Rajatabla, del cual es cofundador; publicada también  a comienzos de la década de los setenta y representada posteriormente en más de  veinte naciones.  
  
                  
                          Todavía en 2006, el 18 de septiembre de ese año, el Grupo Rajatabla mostró  una vez más al público esta pieza poético-musical, treinta y cinco años después  de su estreno mundial de la mano el director argentino Carlos Giménez y música  del hispanoa-venezolano Xulio Formoso; retumbando en el viejo Ateneo de  Caracas, aquellos versos de otrora: “Lo peor es que no estamos seguros de  nada/Tu país está feliz,/ tú estás feliz,/ todos estamos felices,/  completamente felices”.  
                    
                          Ya han pasado 40 años desde que Tu  país está feliz conmovió y conmocionó a aquella juventud venezolana de las  universidades y de las calles, cuyos sueños estaban más allá del aparato capitalista-burgués  que dominaban los partidos adeco-copeyanos en Venezuela, en lo que se conoció  luego como el bipartidismo o Puntojismo. Por eso la obra marcó una visión  netamente reaccionaria, con sus desplantes, “con motivos ríspidos puestos en  escena”, a decir del poeta Eduardo Dalter; dentro de un marco de contención sin  dudas vanguardista y osado por parte de todo aquel equipo de trabajo; que  además produjo un disco con los poemas del libro, grabado en los estudios de  Radio Continente en 1971; en las voces de Antonio Miranda y Xulio Formoso  (1949-2018), la guitarra folk de Formoso y Raúl García, la batería de Juan  Gómez, y coros de José Tejera y el resto de la agrupación; con fotografías de  Luis Brito. 
                    
                          Concebido como teatro purista y escenografía minimalista, con usos de  collage, recortes de periódicos y otros recursos de mano, para crear efectos  cercanos al humor negro, la ironía, el absurdo, el cuestionamiento social,  político y cultural; en tono de rebeldía y acusación, ante una sociedad inmutable  ante la pérdida de sus libertades fundamentales (amor, paz, justicia,  bienestar, libre albedrío, superación personal, felicidad, sana convivencia),  así como de sus valores de solidaridad y ternura; logra mostrar al ser en su  desnudez, en su pureza y en su infinita dimensión humana.  
                  Todos esos principios se corresponden con los fundamentos planteados en Tu país está feliz. La obra aparece  compuesta por catorce poemas, todos de gran poder de sugestión e  interpretación, siendo éstos, además del que da título a la obra, los  siguientes: “La poesía”, “Por un amor integral”, “Versos  itinerantes I”, “Versos itinerantes II”, “Viajó tu cuerpo”, “El cuerpo del  poema”, “El mundo está hecho de palabras”,   “Cuando me vaya a la luna”, “Vivimos en un mundo de absurdos dualismos”,  “Los hongos”, “Voy a cerrar por inventario” y “Condicionados Vivir será un  incesante fluir”.  
                  La poesía erosiona, así, rancios prejuicios y se enarbola como bandera de  liberación. Por eso fue premiada en festivales de teatro de Manizales (Colombia)  y Puerto Rico durante los primeros años de presentación. Valiente y osado este  trabajo que supo superponer collages, hipertextos y performances a rutinarias  imitaciones. Contrapuso arte visual dinámico a dogmatismo;  poiesis-música-teatro a simple representación monódica y convencional, sin  dudas. 
                    
                          En alguna parte del texto son voces clamorosas, personalizadas, Nicaragua,  El Salvador y Honduras, “nombres perdidos en el mapa”. A continuación el poeta  clava una estaca en medio de la tierra con versos de puntual provocación a las  costumbres citadinas: “Tu país está feliz, /tienes en la cama la mujer que  querías,/en el banco la plata que podías/ y al día tus deberes cristianos”.  
                    
                          Después de su éxito inicial, volvió a presentarse en Caracas, donde tuvo su  origen, en 1984. Desde entonces este “país feliz”—icónico, rebelde,  cuestionador— de Antonio Miranda, abarcó infinitos escenarios e innumerables  caminos, como si nos dejara oír tras bastidores aquellos versos de entonces: 
                    
                    
                  Soy un poco el Orlando de la Virginia Wolf, 
                  el patito feo disfrazado de Dorian Gray, 
                  fui héroe de dibujos animados, 
                  enamoré estrellas de Hollywood… 
                           
                          El poema VIVIMOS EN UN MUNDO DE ABSURDOS DUALISMOS, fiel a esa línea  rebelde y realista, ácida e irónica, abunda en increpaciones y señalamientos de  hábitos, costumbres y repeticiones ciegas de realidades alternas condicionadas  por la rutina, el gregarismo y la sinrazón del tedio. Este señala todo tipo de  absurdidades: siéntese, levántese, no  fume, no piense, ponga atención… hasta que el sujeto se deshace en un  cúmulo de acciones grotescas y atropelladas que conllevan a la pérdida absoluta  de la identidad propia, de la paz y de la libertad individual, robotizado por  acciones contrapuestas al propio sentido de la vida y su trascendencia:  
  
                    
                    
                  Vivimos en un mundo de absurdos dualismos 
                  Castrados 
                  y fanáticos. 
                    
                  Soportamos una vida automatizada 
                  Condicionada 
                  y prefabricada. 
                    
                  Vivimos en un mundo de absurdos dualismos 
                  con un sentimiento de culpa 
                  que es extraño a nosotros (..)  
                         
                    
                          Otro de los poemas de Tu país está feliz, titulado VOY A  CERRAR POR INVENTARIO, contiene una parodia al mejor estilo del teatro del  absurdo, tan en boga desde los años cuarenta hasta los sesenta; teatro éste  expresivo de cierto existencialismo  cuestionador de la sociedad y del hombre, ante su soledad y sus vacíos, ante su  utopía y fracaso, de menudo con el uso de la ironía, el humor caucásico, el  disparate, lo grotesco (que ya venía del Ubú  rey de Alfred Jarry), a cierto cantinflerismo—si vale el término alegórico  al personaje mexicano, Cantinflas—, entre otros recursos estéticos y escénicos  de notable vanguardia;  revelando altos  nombres de las letras de entonces como Antonin Artaud, Samuel Beckett, Eugène Ionesco,  Arthur Adamov, Jean Genet, Günter Grass, Harold Pinter, Virgilio Piñera, Fernando Arrabal, entre otros tantos de Europa y resto del mundo, donde el teatro del  absurdo tuvo repercusiones.  
                    
                  En Tu país está feliz, muchos  de estos recursos aparecen manifiestos, sólo que con un dramatismo humorístico  propio del Caribe latinoamericano, que no deja de causar hilaridad por esa  especie de auto reconocimiento del sujeto ante su espejo más palpable, como por  el ejemplo los amigos “malas pagas”; es decir, aquellos para quienes el valor  de la mercancía, sea cual fuere, queda supeditado al valor de la amistad, sólo por  pura viveza o picardía, sin importar si los negocios fracasan o se hunden. He  aquí los primeros versos de ese gracioso poema:  
                    
  
                  Voy a cerrar por inventario. 
                  Retiro del mostrador la mercancía quedada. 
                  A nadie le gustó. 
                  Nadie leyó 
                  nadie sintió. 
                    
                  Perdí todos los amigos, 
                  eran malos pagadores 
                  huyeron todos de mi. 
                  Perdí tiempo. Perdí todo. 
                  Pero donde perdí me salvé. 
                    
                  Mario prefiere los versos de amor, 
                  Manuel los poemas de dolor. 
                  María lee 
                  como quien se retoca en el espejo. 
                    
                  Me dicen panfletario, sentimentaloide 
                  circunstancial, y hasta personalista. 
                  No soy como, 
                  no llego a, 
                  soy prolijo, sintético, seco 
                  reaccionario, comunista, alienado. 
                  Ateo, plebeyo, indecente. 
                    
                    
                           Un tercer poema, titulado A QUIEN PUEDA INTERESAR es alegórico a una  formalidad insuperable y al parecer imperecedera, como esa de las referencias  personales; tan requeridas para los trámites burocráticos y para menudas  empresas del quehacer ordinario de la vida citadina; particularmente, para la  solitud de empleo. En esta parodia, y suerte de pastiche, del mencionado  requisito, el poeta se auto expone, se identifica, se modela y forma parte del  texto, para potenciar—mediante la sorna—, una suerte de juego viviente con el espectador-lector, quien termina por aceptar  que aquello es una verdad irrefutable y un espejo en ciernes, por cuanto se  pone de manifiesto un valor absurdo de la sociedad, convertido en antivalor del  sujeto, del hombre y del ser.  
                    
                  ¿A quién le puede interesar usted? A quien le pueda interesar.   
                  Y así lo expone el poeta:  
  
                    
                  Antonio Miranda, estudiante universitario 
                  viviendo en Los Chaguaramos 
                  Edificio Edén, tercer piso, apartamento 15 
                  lanza un grito de socorro. 
                    
                  Necesita de compañía 
                  de protección 
                  de cariño. 
                  Ha dejado su casa, su madre, su tierra 
                  su biblioteca 
                  sus amigos 
                  y no quiere volver. 
                    
                  La soledad le hace daño 
                  lo obsesiona, lo fastidia. 
                    
                  Es egoísta, pobre 
                  tiene todos los defectos. 
                    
                  Puede ser expansivo hoy 
                  y cerrado mañana 
                  liberado ahora 
                  y deprimido después. 
                  Su inestabilidad es contagiosa. 
                    
                  Es maniático, 
                  alérgico, poco atractivo, 
                  su inseguridad es contagiante. 
                    
                  Antonio Miranda, estudiante 
                  viviendo en Los Chaguaramos 
                  necesita de protección 
                  de cariño (…) 
                    
                    
                          En entrevista concedida a Ana Paula Arent, para la revista Itapuan, en  Brasilia, en 2017, el poeta se confiesa  entusiasmado por aquellos levantamientos de la juventud en todo el mundo en  1968 —y de la lectura que hizo de Herbert Marcuse sobre esa rebelión—, para  escribir su obra Tu país está feliz,  en 1969. Aunque la edición prima aparecida en Caracas fue mimeografiada, el  éxito de la misma, dado su carácter abiertamente provocador, despertó aplausos,  y se repitió su lectura en la Mérida de Venezuela, donde campeaban aires de  juventud izquierdista en al Universidad de Los Andes. Aunque en Venezuela la  obra alcanzó seis ediciones consecutivas, tardó más de una década en aparecer impresa  en Brasil. 
                    
                          Tu país está feliz es descrita  por Luciano Milhomem,  en su artículo “Um  famoso brasileiro desconhecido no Brasil” (Correio Brasiliense – Caderno 2, Brasília, 19 de octubre de 1991) como una obra “con un  estilo lúdico, que retrata aspectos de la vida venezolana a fines de la década  de 1960, cuando aún proliferaban los discursos revolucionarios de izquierda,  las canciones posteriores a Woodstock, los Beatles de la fase Let it Be, Joan  Baez y Fidel Castro”. Refiere este autor que este llamado “poema musical” logró  trascender las fronteras latinas en 1984 y se presentó en el Teatro La Mama,  Latin Broadway, en Manhattan, Nueva York; y posteriormente, en 1991, en la Feria  del Libro de Miami. 
                    
                          Luciano Milhomem refiere que los grupos  maoístas (seguidores del pensamiento doctrinario de Mao Tse Tung) de la época,  de la izquierda radical de los años sesenta-setenta, y hasta los grupos  ortodoxos de la derecha venezolana, criticaron duramente a Tu país está feliz. También desde el punto de vista religioso se le  acusó de “atentar contra la moral”, dado que aparecían actores desnudos y  acudía a toda suerte de documentos, fotos y recortes de prensa relativos al  contenido innovador y revolucionario de la obra en esos difíciles momentos de  la historia latinoamericana y mundial. 
                    
                          Época además de la llamada Guerra Fría y  no pocos movimientos emancipadores. De ruptura y escándalos. De luchas  estudiantiles y grandes demandas sociales. También en el plano cultural surgían  nuevos aires. La toma de conciencia política se calificaba como anarquía, y las  osadías se aplacaban mediante la represión. 
                    
                           No olvidemos que toda América Latina fue diezmada  durante estas dos décadas por las dictaduras existentes desde los años cincuenta,  como pasó en Venezuela con el general Marcos Pérez Jiménez durante el período  1948-1958; igual en Brasil durante dos décadas con Humberto de Alencar Castelo  Blanco (1964), Emilio Garrastazu Médici (1969-1974), Ernesto Geisel  (1974-1979), y João Baptista de Oliveira  Figueiredo (1979-1985). Así mismo, hay que recordar las dictaduras apoyadas en  el Cono Sur por el Plan  Cóndor, impulsado desde EE.UU por Henry Kissinger para implantar la crueldad, la  represión y las políticas anticomunistas y antiizquierdistas, así como asegurar  los controles militares y de los recursos naturales y materias primas  estratégicas en la región suramericana. Fueran estos regímenes militaristas,  los de Chile desde, 1973 hasta 1990, con el general Augusto Pinochet, después del  derrocamiento del líder socialista Salvador Allende; el de Argentina, entre  1976 y 1983, tras derrocar a la presidenta María Estela Martínez; en Paraguay, la  ya larga dictadura de Alfredo Stroessner, quien abarcó el período que va desde  1954 hasta 1989; el de Uruguay, entre 1973 y 1985; y el de Bolivia, con la  dictadura de Hugo Banzer Suárez entre 1971 y 1978.  
                    
                          Sin embargo, los tentáculos e  injerencias del Plan Cóndor estuvieron más allá de estas naciones y sus  secuelas de crímenes, desapariciones forzadas y violaciones a los derechos  humanos fundamentales; tocando puertas, igualmente, entre los gobiernos y  ejércitos de Venezuela, Colombia, Perú y Ecuador, entre otros países. 
                    
                          Este amplio encuadre histórico puede  servir de contexto a la obra Tu país está  feliz, si se plantea la misma como una radiografía del pensamiento del  joven brasileño Antonio Miranda, quien para 1971 ronda la edad de los treinta  años. Como todo joven consciente de esta realidad política —cruel y salvaje  como la que más—, ve en el arte, no un medio de escape, pero si un modo de  rebelarse, de mostrarse sin caretas; y de algún modo, de ganarse su propia  libertad. 
                    
                          El siguiente poema se nos revela como una flecha larga y sostenida en el aire, señalando esa  manera tan propia de Antonio Miranda de decir sus versos, durante aquellas  décadas de difícil transitar vital: 
  
                    
                  EL MUNDO ESTÁ HECHO DE PALABRAS 
                    
                  El mundo está lleno de palabras. Yo acostumbro 
                  decir que no soy un hombre de palabra, sino 
                  que soy hombre de palabras. 
                     
                  Este es el mundo en que vivimos. A cada uno 
                  de nosotros nos cabe una porción de 
                  responsabilidad... 
                  Elector 
                  Impuestos 
                  Reservista 
                  Hijo 
                  Res-pon-sa-bi-li-da-des. 
                    
                  Todas las responsabilidades 
                  me dan 
                  soy ciudadano, soy elector, soy reservista, 
                  soy hijo, hermano, amigo 
                  pago impuestos 
                  directa 
                  e indirectamente 
                  y me elogian cuando hago cuanto mandan. 
                  !Ante todo los deberes! 
                  De tal suerte así es 
                  que perdono en los otros 
                  lo que a mí no me perdono. 
                    
                  No cesan aquí, sin embargo, 
                  mis responsabilidades, 
                  ellas crecen 
                  por todos los lados 
                  dentro y fuera de mí, 
                  y yo me someto, 
                  para sobrevivir. 
                  La única responsabilidad que no tengo 
                  es la de haber nacido 
                  que todas las otras 
                  me pertenecen. 
                  Muerto seguiré debiendo.   
                        
                    
                          Posteriores a Tu país está feliz, el poeta Antonio  Miranda estrena dos obras más de similares, aunque no idénticos, argumentos  rebeldes: Jesucristo  Astronauta - Auto Sacramental sobre el Profano y lo Divino, en  1972; obra ésta que según Luciano Milhomem fue prohibida de montar en México,  dado su contenido “antireligioso”, al contraponer a la imagen y representación  de Jesucristo, la figura de un líder revolucionario cuestionador; y Calzoncillos con nubes, o si prefieren S.O.S Colombia (Cuecas  com Nuvens, o, si lo prefieres, S.O.S Colombia), puesta  en las tablas en el Teatro Popular de Bogotá, en 1973, por el Grupo Renovación.  
                    
                          Más allá de sus obras concebidas para el  teatro y la escena, para el público y la representación, para la polémica y el  cuestionamiento, para la rebeldía y la provocación, la obra de Antonio Miranda  es también una obra para ser leída, para ser discutida y disfrutada en  silencio; en la reflexión en la hondura de su voz interior. 
                    
                          Comprueban la amplia obra creativa del poeta brasileño Antonio Miranda una  breve lista de títulos publicados en diversos escenarios de América, a saber: Versos itinerantes (1969), Cuerpo que los días (1969), Creencias y vivencias (1969), Brasil, Brasis (1999), Canto Brasilia (2002), Perversos (2003), São  Fernando Beira-Mar (2004), Cantigas de Escárnio (2004), Maldizer (2004), 25 poemas (Antología,  2004), Despertar de las aguas (2006), Eu, Konsstantino Kaváfis de Alejandría (2007), Poesía en el marco (Antología, 2007), entre otras. 
                    
                          Volviendo a Calzoncillos con nubes… el  poeta dice criticar el “radicalismo ciego” de los movimientos guerrilleros  colombianos y de las fuerzas políticas gubernamentales del país, que tanto daño  causaron —y causan aún—, a esta nación, desde la muerte del líder Jorge Eliécer  Gaitán. A la misma pertenece el siguiente poema, escrito originalmente en  castellano, donde el humor, la ironía y el sarcasmo resultan evidentes:  
                    
                    
                  CREDO  
                    
                  Canto, luego existo, 
                  Creo en el Ángel de la Guarda. 
                  Creo en Dios Padre, 
                  creo en Dios Hijo 
                  creo en la Virgen María que era de Virgo 
                  creo en la Divina Paloma 
                  creo en la estadísticas de la ONU 
                  creo en los discursos de la OEA 
                  creo en los noticieros de la televisión 
                  creo en todo lo que esté escrito 
                  y sellado y bendito y firmado 
                    
                                   Pero carajo quién cree en mí.  
                    
                           
                  Este modo de  expresarse de un modo literal, manera directa, ordinaria, consuetudinaria,  cruda y limpia; aparece igualmente en su obra bilingüe Del azul distante –Do azul mais  distante, editado en Madrid, España, en 2008, con traducción y prólogo  de Aurora Cuevas.  
                    
                    
                  OS NERVOS DA MEMÓRIA 
    
                  É quando a memória me impõe suas condições, 
                  me contradiz, refaz situações 
                  que relegam ao esquecimento. 
                  Desencontros, desconsolos, descalabros. 
                    
                  Recupero detalhes que nem percebera antes! 
                  Aparta de mim estas evidências! 
                    
                  Revejo o que nem havia visto! Basta! 
                  Quero escapulir pela tangente, 
                  pelas mãos do amor que já esqueci 
                  e que era único, definitivo, insubstituível. 
                  Às calendas! 
                    
                  Que não venham as amargas lembranças 
                  que eu releguei ao esquecimento, 
                  mas que afloram como cogumelos. 
                    
                  Que ressuscitem as paixões que me incendiaram 
                  até se desvanecerem em situações 
                  tão adversas. Não aguento mais! 
                  Quero recuperar o que mais queria 
                  e me vem o que mais desprezei. 
                    
                  A memória é infensa aos meus apelos 
                  (tem nervuras sensíveis: 
                  contradizem minha vontade) 
                  e me devolve o que já ruminei 
                  e vomitei tantas vezes. 
                    
                     
                  LOS NERVIOS DE LA MEMORIA   
                    
                  Es cuando la memoria me impone sus condiciones, 
                  me contradice, rehace situaciones 
                  que relegará al olvido. 
                  Desencuentros, desconsuelos, descalabros. 
                    
                  ¡Recupero detalles que ni percibía antes! 
                  ¡Aparta de mí estas evidencias! 
                  ¡Reveo lo que ni había visto! ¡Basta! 
                  Quiero salirme por la tangente, 
                  por las manos del amor que ya olvidé 
                  y que era único, definitivo, insustituible. 
                  ¡Las calendas! 
                    
                  Que no vengan los amargos recuerdos 
                  que relegué al olvido, 
                  pero que afloran como hongos. 
                    
                  Que resuciten las pasiones que me incendiaron 
                  hasta desvanecerse en situaciones 
                  tan adversas. ¡No aguanto más! 
                  Quiero recuperar lo que más quería 
                  y me venga lo que más desprecié. 
                    
                  La memoria está indefensa ante mi apelación 
                    (nervaduras sensibles: 
                  contradicen mi voluntad) 
                  y me devuelve lo que ya rumié 
                  y vomité tantas veces. 
                    
                    
                  Otro poema,  traducido por el poeta, peruano-español, Alfredo Pérez Alencart, con el título  de LOS DUEÑOS DEL PODER, increpa las formas en que se alienan las sociedades  dominadas por el capital y la burocracia, en detrimento “de lo social”;  propiciando así servilismo y servidumbre de los pueblos y su gente.  
                    
                  Manifiesto  éste, contra el extrañamiento, la enajenación, la supresión de identidades, la  conversión de mundos libres por sociedades dominadas, mediante el consumismo y  los cercos mediáticos, las ardides del poder, de las economías dominantes, del  daño medioambiental insensible y provocado por la industrialización y toda suerte  de dominio colonizador, mediante “mecanismos judiciales y militares”, entre  otros; aunque los versos no lo expresen de un modo literal. Sin embargo, hay  una lucha antepuesta al motivo, y esto se corresponde desde el título mismo del  poema: os dueños del poder.  
                    
                  Éstos son  dueños de todo, y de nada. Los pueblos deben ser sueños de sí mismos, no los  poderosos controladores de los pueblos. Lucha ancestral y lucha histórica,  lucha utópica y lucha moral, he ahí el dilema.  
  
                    
                    
                  LOS DUEÑOS DEL PODER  
                    
                  ¿Qué país es este? – se pregunta  
                  ¿a qué estamos sometidos, condenados? 
                    
                  Qué atavismos, qué arcaísmos 
                  Que caminos sesgados  
                  - de un capitalismo de Estado  
                  privatizado por los dueños del poder. 
                    
                  “Estado patrimonial y estamento burocrático” 
                  en un suceder efectivamente errático 
                  persistentemente aristocrático. 
                    
                  Maniatando la sociedad  
                  a la ausencia de una economía  
                  racional  
                  desvirtuando el capitalismo (???)  
                  creando la servidumbres y el favoritismo  
                  en detrimento de lo social 
                    
                  Modernidad ornamental.  
                    
                  ¡¿De quién es en realidad este país  
                  si de la gente no lo es?! 
                    
                  La dominación  
                  tradicional se volvió patriarcal  
                  (weberianamente) entendida 
                  y apropiada por el sector administrativo  
                  con los mecanismos judiciales y militares  
                  de sustento. 
                    
                  Estructura eterna de tutela y sujeción  
                  que separa el estado y la Nación  
                  y prescinde de la iniciativa  
                  y tulle la libertad de acción. 
                    
                    
                          Esta misma queja ante lo social, ante lo  humano, ante lo sustancial del ser: la vida, aparece en otro poema titulado  GENTE DE LA CALLE, en el que el hombre gregario, caído y vencido, aparece como  sombra; traducido por Aurora Cuevas, fechado en Chácara Irecê, el  7 de mayo de 2005, en las cercanías de  Brasilia.   
                    
                          El poema concibe a su gran país Brasil como una sola  calle, en la que su gente sufre y padece desalojos e injusticias, excluidos y  diezmados por la pobreza y el abandono; humillados y desempleados, lanzados a  las sentinas y abandonados, sin techos y desheredados, ante una religión que  más que subsanar los males físicos y espirituales, condena; más que salvar al  hombre, domeña el alma humana. Hay, por tanto, una visión dolorosa de la propia  identidad del mestizaje, del sentido de la pertenencia con un país que duele y  que sufre; que se lleva en la piel y la mirada; en el verso y el canto; en la  samba y la música; en sus escenas cotidianas.  
  
                    
                    
                  GENTE  DE LA CALLE  
                    
                  “... mi percepción de la calle: hilo de unión   
                  entre materia y espíritu”.   
                  CRISTINA DOS SANTOS PEREIRA 
                    
                  La calle es la  patria de los excluidos  
                  de la gente de  la calle, desalojados  
                  durmiendo  semidesnudos en las aceras  
                  procreando y  formando  
                  familias  errantes y pobres.  
                    
                  Brasil es una  sola calle  
                  que comienza  en Salvador  
                  continua en  Maceió y Fortaleza  
                  llega hasta  Río de Janeiro  
                  pasa por  Curitiba y Belo Horizonte  
                  estrechándose  en Belém do Pará  
                  y terminando  en Porto Velho  
                  y Cuiabá, mas  allá de Brasilia.  
                    
                  Una sola calle  sin techo  
                  en la que  transitan hordas  
                  humanas,  desechos, pueblos desheredados  
                  de la suerte,  desafortunados  
                  expulsados,  una cohorte  
                  de humillados,  desempleados  
                  buscadores de  cartón, travestis  
                  prostitutas y  proxenetas  
                  en las  alcantarillas, bajo las marquesinas. 
                    
                  Una calle que  nació en Lisboa  
                  con sus  despreciados, limosneros  
                  niños sin  padres, abandonados  
                  a las puertas  de las iglesias, expulsados.  
                    
                  Una calle que  empezó en las bodegas  
                  de las galeras  con los esclavos de África  
                  en las raleas  de inmigrantes y exiliados  
                  en la ruta de  los que huyen de la sequía  
                  del latifundio  y de la ignorancia.  
                    
                  Hambrientos  pero llenos de fe  
                  locos pero con  esperanza  
                  en andrajos  pero con orgullo  
                  exigiendo  respeto y dignidad  
                  en el lumpen  pero en libertad.  
                  Trapicheantes,  vendedores ambulantes  
                  malandros,  lisiados, bohemios irremediables  
                  niñas  violadas, transeúntes  
                  feriantes  trasnochadores, vagabundos nocturnos  
                  víctimas de  asaltos y masacres  
                  - y los  fanáticos, pregoneros biblia en mano  
                  anunciando el  fin de los tiempos.  
                    
                    
                          El poeta e investigador  José Fernandes, en el libro Poesía e  Ciberpoesía: leitura de poemas de Antonio Miranda, editado en  2011 en la ciudad de Goiânia, ubicada a dos  horas y media de Brasilia, en el estado de Goiás, donde el poeta Antonio  Miranda suele acampar en una pequeña casa con jardín y mucha tranquilidad,  escapado de su arduo trabajo citadino, refiere detalles muy valiosos sobre la  poética de Miranda. 
                    
                          Una obra de creación que aborda la experimentalidad, lo lúdico, lo  dinámico, lo nuevo y lo innovador, entendido todo esto como una búsqueda de  vanguardia y novedad, de arte en acción y sincretismo. 
                   Así lo deja entrever María Adélia  Menegazzo al comentar esta obra de José Fernades: “enfatiza el poema en su  conjunto en su pluralidad semántica, pertenencia e identidad formal. Producto  de una intención artística, un mundo aparte, independiente de las leyes  progresivas de nuestra vida diaria”. 
                    
                          La llamada “poesía visual” o sencillamente “ciberpoesía”, según  Fernandes extrapola el sentido del poema hacia el metatexto y demanda del  lector-observador otros planos perceptivos vivos, agudos, activos, que sin duda  cambian el sentido del texto, entendiendo por texto el mismo poema conceptual.  Se aplica aquí un término que puede resultar novedoso o desconocido para mucha  gente: verbivocovisuales, para determinar otras  cualidades del poema en su dinámica   semántica-perceptiva.  
                  Por esta vía se exploran aspectos plásticos del poema, y como en aquella corriente  que impulsara Stéphane Mallarmé (sin olvidarse de Gautier, Banville,  Baudelaire, Paul Valéry o Rimbaud), los juegos con la espacialidad, la forma  del poema, su grafismo, su imagen exterior ante el ojo, y su dinamismo  interior, adquieren nuevos aspectos de revelación y sentido. Se logra así el  fin de hacer del libro “un objeto de placer estético”.  
                    
                          Correspondió a muchos poetas del Sur americano, principalmente poetas  brasileños, uruguayos, argentinos, paraguayos y chilenos, la experimentación en  la poesía durante los años setenta. No poca poesía de vanguardia, con una  fuerte carga política, antiimperialista y cuestionadora del establishment, se  produjo entonces.  
                    
                          Cabe mencionar, entre estos poetas experimentalistas, contemporáneos de  Antonio Miranda (1940), al uruguayo Clemente Padín (Lascano, Rocha, Uruguay, 8  de octubre de 1939), reconocido no sólo por enfrentarse valientemente a la  dictadura de su país en el período 1973-1984, sino por sus numerosas  exposiciones de arte conceptual, performances, poesía concreta y el llamado  arte correo, con más de veinte libros publicados entre Francia, Alemania,  España, Venezuela, Holanda, su país Uruguay, Estados Unidos e Italia. Son  algunos de sus títulos, los siguientes: Los  horizontes abiertos (Uruguay, 1969), Visual  Poems (EE.UU, 1969), Angulos (Italia, 1972), De la representación a  l´action (Francia, 1975), Peace=Bread (USA, 1986), Action-Works (1992), La poesía experimental latinoamericana  1950-2000 (España, 1999), La poesía  es la poesía (Uruguay, 2003), Poesías  completas (México, 2015), Rotación  poética de una a (Brasil, 2018) y Vanguardia  poética latinoamericana y otros ensayos (Argentina, 2018); así como las  revistas Los huevos del Plata (1969)  y OVUM 10 (1969-1972), entre otras.  
                    
                          En Venezuela, el profesor e investigador de la Universidad de Los Andes,  Juan Pintó dedicó un estudio a estas corrientes a finales de los años ochenta,  en su libro Poesía experimental (1989).Muchos autores, que por ahora no  abarcamos,se inscriben en una  corriente que lleva al poema y a la poesía hacia planos más abiertos y  desafiantes, hacia búsquedas de formas y sentidos más dinámicos, por medio de obras  poéticas cuyo valor no hay que olvidar sino retomar, descubrir y analizar; como  posibilidad abierta para su definitiva inserción dentro de la historia de la  moderna literatura hispanoamericana.  
                    
                          Finalmente, nos queda un Brasil grande para leer y para buscar los nombres  de su creadores, en tan distintas huellas, y en tan distintas dimensiones y  gustos. Son nombres sin dudas todos valiosos, sin ánimos de comparar ni entretener,  sino de mostrar. De sólo leer, disfrutar y valorar más allá de las circunstancias  vitales que tuvieron a bien convertir en obra poética, en obra de creación, en  estética para la vida más allá de su tiempo. Un Brasil que nos legó a notables  maestros, quienes formaron a grupos enteros y a poetas enteros, como Carlos  Drummond de Andrade (1902-1987), Manuel Bandeira (1886-1968), José Ribamar  Ferreira Gullar (1930-2016), 
                    
                          El Brasil que más allá de las cicatrices de los dictadores criminales que  intentaron acallar a sus creadores, persiguiendo, censurando, propiciando el  éxodo, las injusticias y la diáspora de entonces, logró sobreponerse al horror,  al crimen, a las carnicerías del generalato; y propiciando un literatura rica  en referencias de todo orden.  Me refiero  a valiosas voces de la poesía brasileña como como Hélio Oiticica (1937-1980)  con sus poemas-objetos, con sus vanguardias creativas o osadas creaciones; como  Murilo Monteiro Mendes (1901-1975); como Cecília Meireles (1901-1964), como João Cabral de Melo Neto (1920-1999) e Hilda Hilst (Hilda Hilst,  1930-2004).  Y de manera más centrada en  la Brasilia donde se ubica Antonio Miranda, cabe mencionar otros autores de  valiosos trabajos poéticos como Anderson   Braga Horta (1934), como Fernando Mendes Vianna (1933-2006), como Joanyr  Ferreira de Oliveira (1933-2009) y José Santiago Naud (1930-2020). Todos de  gran valía para la literatura brasileña, todos de gran valía para la literatura  iberoamericana. Sin dudas. 
                  
                    
                      
                        Pariaguán, 6 de marzo de 2021 
                       
                     
                   
                    
                  
                  José  Pérez, Ramón Palomares y Gustavo Pereira,en 2015, 
                  en  la plaza de La Asunción, Isla de Margarita, Venezuela. 
                     
                   
                    
                  JOSÉ  PÉREZ Poeta, narrador, ensayista, promotor cultural. Nació en El Tigre, estado  Anzoátegui, Venezuela, el 15 de mayo de 1966. Reside en Pariaguán, Mesa de  Guanipa, estado Anzoátegui.. Licenciado en Letras. Doctor en Filología  Hispánica por la Universidad de Oviedo, España (2011). Profesor Asociado  Jubilado de la Universidad de Oriente Núcleo de Nueva Esparta en el área de  Lingüística. Pertenece a la Red Nacional de Escritores de Venezuela. 
                    
                  OBRA  PUBLICADA: Jardín del tiempo (Cuentos, 1991), Callejón con Salida (Cuentos,1994), Por la  Mar de Luís Castro (Ensayo,1995), De par en par (Cuentos, 1998), No Lisis, No  Listesis (Cuento, 2000), Pájaro de mar por tierra (Cuentos, 2003)  Como ojo de pez (Poesía, 2006), Fombona,  rugido de tigre (Novela, 2007)  En canto  de Guanipa (Poesía, 2007), Páginas de abordo (Poesía, 2008) y Cosmovisión del  somari (Ensayo, 2011 y 2013). E-Books: Gustavo Pereira, Antología sin somaris  (Poesía, Elperroylarana.gob.ve, 2017), A palo mayor (Poesía, Elperroylarana.gob.ve,  2018), La casa de los poetas (Poesía, Elperroylarana.gob.ve, 2018). 
                    
                  PREMIOS: Primer Premio de la  II Bienal Literaria de Guayana (1993). Bolsa de Trabajo del Consejo Nacional de  la Cultura (1997) Primer Premio de la II Bienal de Literatura “Antonio Arráiz”  (Barquisimeto, 1998), Certamen Cada Día un Libro (Ministerio de la Cultura,  2005) Primer Premio de Poesía Luís Beltrán Prieto Figueroa de la Bienal de  Literatura “Ciudad de La Asunción” (Isla de Margarita, 2006), Primer lugar del  Premio Regional de Literatura “Mercedes de Pérez Freites “Mención Poesía  (Cantaura, 2006), el Premio Nacional de Novela “Plácido Chacón” (Cantaura,  2006). Premio Nacional Gran Explosión Bicentenaria, Mención Literatura  (Ministerio de Cultura, 2011). Seleccionado entre los 39 finalista del Premio  Herralde de Novela 2014 de la Editorial Anagrama (Barcelona. España), con su  obra La felicidad no es redonda. 
  
                  Referência bibliográfica:  
                  PEREZ,  José del Carmen.  Sobre la poesía del brasileño  Antonio Miranda.  Brasília, DF:  Portal de Poesía Iberoamericana – Ensaios, 
                    2021.  19 p.   ISSN 2447-1178 
                    
                    
                  
                
  |